La psicología y la economía


Toda teoría económica general requiere de una psicología que dé cuenta del comportamiento de los agentes.

Por: Salomón Kalmanovitz

Los supuestos simplificadores de que las personas son racionales y toman decisiones con base en información completa sirven para formalizar matemáticamente sus comportamientos, pero falsifican la realidad. A la hora de las crisis que se replican periódicamente, estas teorías económicas revelan su incapacidad para explicarlas, prevenirlas o contrarrestarlas.

Las personas se aferran a preconcepciones propias o colectivas y la mayor parte del tiempo viven en la incertidumbre sobre el futuro, lo cual las torna prisioneras de costumbres y rutinas. Freud descubrió comportamientos enfermizos en los que traumas ocurridos en la niñez eran encubiertos por el propio paciente pues le producía tanto dolor reconocerlos que era mejor negarlos.

En 2002 el premio Nobel de Economía fue otorgado a Daniel Kahneman, precisamente por haber desarrollado experimentos en la psicología del comportamiento que cuestionaban los cimientos de las teorías basadas en su racionalidad o en un hedonismo burdo con que optimizaban sus decisiones. Los economistas se sintieron indignados porque el premio de economía fue para un psicólogo que había trabajado junto con Amos Tversky, otro psicólogo y matemático, quien murió en 1996.

Ellos construyeron una psicología conductual sobre la base de la observación sistemática y experimentos controlados. La gente no sólo actúa bajo el calor de las pasiones, sino que la máquina cognitiva misma conduce a desviaciones de lo que consideramos como racional. Organizamos la vida con reglas muy primarias, derivadas de prejuicios como la aversión a la pérdida, corazas defensivas, conductas equivocadas repetitivas.

La mente humana trabaja a la vez con dos sistemas: uno lento, analítico, arduo y deliberativo, y otro rápido, asociativo, automático que sigue la intuición. Ello conduce a que frecuentemente aspiremos a lo que no nos conviene, a que la memoria sea selectiva e incompleta sobre todo de nuestros estados mentales del pasado y a que pocas veces ejerzamos control sobre nuestras vidas.

Los experimentos de Kahneman y Tversky incluyeron agentes que van a un supermercado y se enfrentan a dos tipos de promociones: una gran oferta de 15 productos y otra de tan sólo 3. Las personas que tenían más de dónde escoger aprovecharon menos las ofertas porque se aturdían y se retiraban sin poder decidir. Los que tenían un rango más estrecho de ofertas, las aprovecharon mejor. Según la microeconomía, los primeros derivaban una utilidad mayor que los que tenían menos opciones. Las personas que pierden $20.000 necesitan ganar $60.000 para sentirse aliviados de la pérdida, mientras que la teoría consideraba que la pérdida de una unidad se compensaba con su recuperación. Los agentes de Wall Street se guían por la falacia de la validez de su información y de su competencia para ganar dinero, algo que no reconocen cuando se le muestran sus deficientes resultados históricos.

Se pregunta Kahneman: ¿Por qué somos chismosos? Pues porque nos resulta más fácil y placentero criticar los errores o defectos de los otros que los nuestros. ¿Por qué nos deleitamos en el número de preseas que ganamos en los Juegos Panamericanos pero no revelamos quién va ganando, ni nos lamentamos que vamos de sextos? Es que sólo resaltamos lo que nos favorece y ocultamos lo que puede delatar nuestra mediocridad.

Fuente: Elespectador.com

El Comportamiento Económico y la Psicología


Theory of Games and Economic Behavior (Teoria de Juegos y Comportamiento Económico)
, publicado en 1944 por Princeton University Press, es un libro del matemático John von Neumann y el economista Oskar Morgenstern, considerado ampliamente como el texto innovador que creó el campo de investigación interdisciplinario de la teoría de juegos y su relación con el comportamiento humano.

A partir de este momento, se hizo evidente la relación entre psicología y economía. De hecho en octubre de 2002 el psicólogo Daniel Kahneman obtuvo el Premio Nobel de Economía por su Teoría de las Perspectivas en las que demuestra los errores cognitivos a los que nos vemos supeditados los seres humanos cuando tomamos decisiones.

En sus primeros años su trabajo, Kahneman se centró fundamentalmente en temas relacionados con percepción visual y atención pero a partir de 1971 inicia su trabajo acerca del juicio y la toma de decisiones. En ese año aparece su primer trabajo sobre sesgos del pensamiento racional, junto con Amos Tversky, con quien trabajó por décadas, y a quien refirió sus primeras palabras al conocer la obtención del Nóbel.

Ocho años después publica con Tversky su aporte fundamental al campo económico: The Prospect Theory que podríamos traducir como Teoría de las Perspectivas, la cual pretende explicar la frecuente actitud paradójica de las personas frente a los riesgos. Junto a Tversky también publica Experimental economics: a psychological perspective (Economía experimental: una perspectiva psicológica).

Kahneman con sus trabajos cambió la visión que los economistas tenían respecto a la forma en que las personas hacemos juicios y tomamos nuestras decisiones. Quedó atrás la visión de las decisiones basadas solamente en el propio interés y en la racionalidad, como lo plantea la teoría económica clásica. Experimentalmente quedó comprobado que no siempre nuestras decisiones son racionales y que en todo caso influyen otros aspectos psicológicos además de la razón.

En situaciones de incertidumbre las decisiones de las personas se desvían a menudo de la racionalidad. El trabajo de Kahneman ha consistido en hacer dichas desviaciones predecibles “No podemos suponer que nuestros juicios son un buen conjunto de bloques sólidamente estructurados, sobre los cuales basar nuestras decisiones, por que los juicios mismos pueden ser defectuosos” nos dice en uno de sus trabajos.

Otro psicólogo, también de origen israelí, ha venido a sumarse a este nuevo campo de estudio, por medio de sus estudios de la moral y la racionalidad de las decisiones de mercadeo y microeconomía. Es Dan Ariely y sus libros como The irracional bundle (Las trampas del deseo) y The Honest Truth About Dishonesty, traducido como Por qué mentimos han abierto un nuevo e interesante campo de evaluación con el que trabajamos en EN MENTTE.