El neuromarketing, un niño que juega a ser grande

No es un secreto, el neuromarketing es el nuevo tema de moda en el mundo del marketing y la publicidad. El avance de las neurociencias en décadas recientes ha puesto al mundo a hablar de neuronas, sinapsis y cerebro en todos los campos de las ciencias sociales, desde la antropología hasta la psicología. Y en un medio capitalista como el nuestro, el desenlace obvio era la aplicación de esos recientes descubrimientos al mercado y sus consumidores. Es decir, las neurociencias aplicadas al mercadeo. Y así fue.

Pero aplicar estos conocimientos al mercadeo no es cosa sencilla. Apenas estamos comenzando a organizar y descubrir las implicaciones de los millones de datos sobre el cerebro humano que nos muestran día a día los resonadores magnéticos y los electroencefalogramas. Saber que ante cierto estímulo se activa el lóbulo frontal, el temporal, la amígdala o el núcleo accumbens, es sólo eso. Aún es un misterio saber exactamente cuáles son sus verdaderas implicaciones. Hoy en día tenemos una idea aproximada de su significado pero aún estamos lejos de poder realizar afirmaciones a ciencia cierta.

Sin embargo, esto no parece ser problema para cientos de «asesores de neuromarketing», quienes sin pudor académico y científico han venido realizando afirmaciones categóricas sobre las implicaciones que tienen para el mercado los recientes experimentos de neuromarketing.  Ellos se han subido al barco del neuromarketing, como se habrían subido a cualquier otro con buena pinta, en aras de conseguir más best sellers para sus libros, más multitudes para sus conferencias y, por supuesto, más empresas incautas para sus asesorías.

Estos falsos profetas, están haciendo pasar por adulto a quien es apenas un niño. Quieren que corramos (perdonad los lectores de España) antes de caminar, y las consecuencias pueden ser desastrosas para quienes trabajamos en esta área. Al final, el más perjudicado seguramente será el campo mismo del neuromarketing, al que se le achacarán los errores y fracasos de las técnicas implementadas en miles de empresas por cientos de neófitos que hablan a nombre del neuromarketing como si se tratase de un juego de niños. Ojalá me equivoque.

Y la verdad es que aunque el neuromarketing aún esté en período de descubrimiento y experimentación, las neurociencias no son un juego de niños y mucho menos suelen ser un espectáculo de multitudes. La información que se recaba en las investigaciones de mercados, la mayoría de las veces es compleja, y confidencial otras tantas. En nuestro caso, la mayoría de las veces los clientes de En Mentte nos piden discreción con la información que conseguimos para ellos. No quieren que una ventaja competitiva por la que han trabajado, pierda su valor. Y tienen razón.

De modo que podemos sospechar de quiénes pretenden hacer de este nuevo campo de estudio, un show de multitudes que ofrece la salvación personal y comercial, por el costo de una boleta, como si se tratase de una nueva secta religiosa bajo la imagen de Santa Neurona. Pues no hay nada más alejado del modelo científico que le dio origen a las neurociencias y que hoy, a comienzos del siglo XXI, nos coloca ad portas de un prometedor horizonte, no sólo para el mercadeo, sino además para combatir las demencias como el mal del Alzheimer, y mejorar las capacidades cognitivas de nuestra especie.

Pero no olvidemos que el precio de las conquistas científicas nunca he sido el de la fe ciega y la adhesión al dogma, sino el de la rigurosidad, el juicio y el escepticismo. El neuromarketing aún es un niño, dejémoslo crecer en paz.

Revelando los secretos del mago – Parte 3 de 4

Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Hablábamos en la columna anterior sobre las metas o aproximaciones sucesivas, como uno de los trucos clásicos del mercadeo para generar el consumo de productos, y que van desde cuentas bancarias hasta hamburguesas. Por ejemplo, ¿Se ha preguntado Usted por qué a la hora de pedir una tarjeta de crédito uno no se entrera de que hay que firmar un pagaré en blanco sino después de un largo proceso de referencias y papeles? ¿O por qué todas las cláusulas complicadas de cualquier contrato deben ser leidas por Usted en el último minuto mientras el vendedor mira el reloj para irse a una «cita muy importante»?. Para no ir tan lejos, ¿Se ha dado Usted cuenta que a las promociones o los «combos» de los negocios de comidas rápidas a veces les queda faltando ¨algo¨ como la tocineta, el queso o determinada salsa, que es extrañamente costosa y que para acabar de ajustar, el cajero nunca le advierte que tiene un valor, mientras le pregunta inocentemente: «¿Desea adicionarle tocineta, queso y salsas?».

Pues todo esto se hace como una forma de ir aproximando al cliente poco a poco a una meta venciendo la resistencia inicial que presentaria el mostrar la meta final desde un comienzo. Dicho de otra forma. Es como escalar el Everest pero sin darse cuenta, pues en un comienzo Usted sólo piensa que es escalar el Cerro Nutibara, y después se dá cuenta que es El Nevado del Ruiz y después en medio camino se da cuenta que realmente es el Aconcagüa y cuando por fin reconoce que es el monte Everest, ya será más fácil seguir para arriba que comenzar a bajar.

Las promociones son entonces también una forma de aproximar a los clientes a los productos más costosos por medio de la promesa de algunos otros productos rebajados. Es por esto que las promociones se hacen casi siempre con la idea de traer nuevos clientes para buscar que, en medio del mar de ofertas, éstos adquieran también otros productos que no están en promoción, aunque esto traiga como consecuencia que la gente se acostumbre a sólo ir a un almacén cuando este «se baja los pantalones» reduciendo sus precios, y que se aumente proporcionalmente el número de quejas, reclamos y cambios porque la gente terminó llevándose en medio de su «histeria», cosas que no le servían para nada.

Recuerde que finalmente es Usted quien decide que hacer con esta información para su negocio y si la pone en práctica o no, además si considera que esta bien o no hacerlo. Los negocios son un asunto de conveniencias pero también de convicciones. Y los negocios son el reflejo de la personalidad de su propietario, como dice el dicho: «Las cosas se parecen a su dueño».